Asesinato en la catedral (T. S. Eliot)




Imparto una materia en un Instituto Bíblico, esta se llama Arte & Fe, al igual que este espacio para la difusión del arte por medio de la fe y viceversa. Una de las clases está centrada en las expresiones artísticas de la primera mitad del Siglo XX, entre ellas hablamos de los llamados ismos y su relación con la filosofía del momento; todo esto en contraposición a la fe. 

Uno de los nombres que resuenan en esta clase, y el que abarca su mayor parte, es el del escritor norteamericano T. S. Eliot, que, podríamos simplificar una división de su obra en dos secciones, antes y después de Cristo. En la primera sección destaco la importancia de La Tierra Baldía en la expresión poética de su momento y de cómo el autor interpreta la vida a su alrededor por medio de este poema. 

Pero hay un segundo momento, que sin dejar de la el primero, también posee una enorme importancia en su obra y sobre todo en su vida.

Thomas Stearns Eliot fue, sin duda, una figura prominente de la literatura modernista, experimentó una conversión al cristianismo que marcó profundamente su obra y pensamiento a futuro. Con su poema dramático Asesinato en la Catedral no solo refleja su exploración de temas religiosos y éticos, sino que se entrelaza con su propia transformación espiritual y con los ideales cristianos que pronto resonarían en la vida de muchos en el mundo. 

Existe una interacción entre dos elementos muy importantes que pueden ser profundamente comprendidos a través del prisma de 2 Corintios 5:17, donde Pablo declara: 

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

La conversión de T.S. Eliot en 1927 fue un cambio radical que introdujo una nueva dimensión de introspección y espiritualidad en toda su obra a partir de ese momento. Asesinato en la Catedral, de 1935, refleja esta transformación, presentando el martirio de Thomas Becket, un Arzobispo de Canterbury, como un acto de fe y un testimonio de la lucha entre el poder espiritual y el temporal en la tierra. 


A través de Becket, el protagonista, Eliot explora la noción paulina de renacimiento espiritual; Becket emerge en la obra no solo como un mártir sino como un hombre que ha renunciado a su yo anterior en favor de una vida en Cristo, simbolizando así la idea de que las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Porque aunque hay acusaciones pasadas que usan en contra del Arzobispo, se suman otras que no únicamente lo deslindan de las peores, sino que son un testimonio de un renacimiento espiritual.

El versículo de 2 Corintios resuena en la vida de Eliot en su máxima expresión y  también en su representación de Becket. La conversión implica una reorientación total del ser hacia una existencia que refleja la obra y la voluntad de Dios. En Asesinato en la Catedral, Becket rechaza las tentaciones que le habrían permitido seguir atado a su antigua vida secular y sobre todo política, eligiendo en su lugar un camino de obediencia a Dios, incluso a costa de su propia vida. Este acto es una manifestación del nuevo ser que emerge cuando uno está en Cristo.

En clase también hablamos sobre esta oposición al sistema político, una que canta al mundo entero su rechazo a Cristo y que nos prefigura, casi de manera inmediata, a un personaje de la historia que aparecería en Alemania prácticamente al mismo tiempo que la publicación de este poema dramático.

Dietrich Bonhoeffer, un teólogo alemán conocido por su resistencia al régimen nacional-socialista alemán y por su concepto de gracia barata frente a la gracia costosa, ofrece un paralelismo interesante con Eliot y su poema. Bonhoeffer creía que seguir a Cristo implicaba un sacrificio substancial, un tema que encuentra eco en Asesinato en la Catedral. La gracia costosa, según Bonhoeffer, es aquella que cuesta la vida del individuo, un precio que tanto Becket como Bonhoeffer estaban dispuestos a pagar. Este concepto se alinea con la transformación descrita en 2 Corintios 5:17, donde la antigua vida se desvanece para dar paso a una nueva existencia definida por y para Dios.

La obra de Eliot y la vida de Bonhoeffer, examinadas a través del lente de la epístola paulina, revelan un profundo compromiso con los principios del cristianismo que implica una completa transformación del individuo en la decisión de seguir a Cristo desde la vida artística que proclama al Señor, hasta en púlpito que sentencia la muerte del cristiano. 

Asesinato en la Catedral no es solo un drama sobre el martirio histórico de Thomas Becket, sino también un estudio sobre la metamorfosis espiritual que sigue al verdadero compromiso con la fe cristiana. La obra y la conversión de Eliot, junto con el ejemplo de Bonhoeffer, ilustran el poderoso mensaje de renovación y sacrificio que fundamenta el corazón del cristianismo en una línea que nos es guiada por el Arzobispo del poema. 

Este camino que desde el principio pareciera dividido, se une por una delgada línea que con mucha fuerza conecta la vida de dos cristianos con el ejemplo y el arte de por medio.



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