La torre de Babel (M. C. Escher)

La obra Torre de Babel de Maurits Cornelis Escher, creada en 1928, es una pieza icónica que refleja tanto el dominio técnico del artista en el ámbito del grabado como su fascinación por los conceptos teológicos y filosóficos. 

Este grabado se inspira en la narración bíblica de la Torre de Babel, ubicada en Génesis 11:1-9, que relata el intento de la humanidad por construir una torre que alcance el cielo y el subsecuente castigo divino que resultó en la confusión de lenguas y la dispersión de los pueblos. 

Hoy analizaremos las características técnicas y teológicas de la obra, y exploraremos el simbolismo profundo que Escher captura en su representación de la Torre de Babel.

La narración de la Torre de Babel es una de las historias más intrigantes del Antiguo Testamento, sirviendo como un recordatorio de los límites de la ambición humana frente a la omnipotencia divina. Génesis 11:4 dice: 

Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. 

Esta aspiración de alcanzar el cielo simboliza la soberbia humana y su deseo de igualar o superar a Dios. La respuesta divina a esta arrogancia se encuentra en Génesis 11:7-8

Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.

La representación de Escher de la Torre de Babel no solo es una interpretación de esta historia, sino también una manifestación de sus habilidades técnicas y su inclinación por los patrones geométricos y las perspectivas imposibles. 

En términos artísticos, Escher utiliza técnicas de grabado en madera para crear un efecto de profundidad y monumentalidad en la torre. La estructura se eleva hacia el cielo, desafiando las leyes de la perspectiva tradicional y creando una sensación de infinito que es característica de su obra.

La técnica de Escher en esta obra destaca por su uso preciso del blanco y negro para enfatizar el contraste y la estructura de la torre. La composición centraliza la torre, con la base expandiéndose en un amplio círculo de figuras humanas, representando la multitud de constructores. 

Este uso de figuras pequeñas y detalladas en la base contrasta con la monumentalidad de la torre misma, resaltando la pequeñez de la humanidad frente a sus propias creaciones y, por extensión, frente a la creación divina.

Escher incorpora un simbolismo profundo en esta obra. La torre, con su ascenso, no solo representa la ambición humana, sino también la complejidad y la confusión que resultan de dicha ambición. 

Este aspecto se alinea con Génesis 11:9

Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.

El ascenso ,como una forma geométrica, es recurrente en la obra de Escher, simboliza tanto la unidad como la dispersión, reflejando la dualidad de la creación y la destrucción.

La interpretación de Escher de la Torre de Babel también puede ser vista como una reflexión sobre la naturaleza de la comunicación y la incomunicación. La confusión de lenguas es, en sí misma, un castigo divino que tiene profundas implicaciones teológicas sobre la naturaleza del entendimiento y la cooperación humana. 

Este evento es visto como una demostración del poder divino para imponer orden y límite a la soberbia humana. En Proverbios 16:18 se advierte: 

Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu. 

Escher capta esta advertencia a través de su representación de la torre incompleta y la multitud dispersa, subrayando la vulnerabilidad de la humanidad ante la voluntad divina.

La Torre de Babel de M. C. Escher es una obra maestra que combina una representación artística técnicamente sofisticada con una reflexión profunda sobre temas teológicos. 

Se puede apreciar cómo Escher captura la esencia de la narrativa bíblica y la traduce en una representación visual que desafía y enriquece nuestra comprensión de la soberbia y la humildad humanas. Esta obra no solo es un testimonio del talento artístico de Escher, sino también una meditación sobre los límites de la ambición humana y la omnipotencia divina.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La caída de los ángeles rebeldes (Pieter Brueghel)

PANTOCRÁTOR

Cristo expulsando a los mercaderes del templo (El Greco)